Nuestra visión del sindicalismo
Todos hemos oído en alguna ocasión expresiones como: «Así los sindicatos luego hacen lo que quieren»; «Pues yo tuve un problema y los sindicatos no hicieron nada»; «A Los sindicalistas, con tanto liberado, tanta hora sindical y tanta reunión que parecen políticos, son unos vagos que no quieren trabajar».
Lamentablemente en muchas ocasiones esto es cierto, y los sindicalistas cómodamente sentados en su despacho oficial, no conocen los problemas de los servicios porque no están con los trabajadores. Porque se concibe un sindicalismo plagado de ejecutivas, secretarios generales, liberados, etc. ajeno a las realidades laborales del resto de los trabajadores, porque no están en el tajo.
Pero, afortunadamente, hay otra forma de entender el sindicalismo. Considerar un sindicato como el vehículo de los trabajadores (los que están en el puesto de trabajo) para organizarse, y con la fuerza de la unidad, defender sus intereses como trabajadores frente a la empresa (Sea una corporación pública o privada). Un sindicalismo de clase, que no olvide que somos clase trabajadora, ajenos a escalas, grupos, categorías y subdivisiones miles que lo único que pretenden es diluir la fuerza de la clase trabajadora frente a los intereses de la clase dominante (políticos, empresarios, juntas directivas, etc). Un sindicalismo autónomo, que no tenga que pagar favores políticos, ni se considere hermano de uno u otro partido político (Todos conocemos sindicatos hermanos de partidos políticos que en muchas ocasiones mantienen su disciplina de partido por encima de los intereses de los trabajadores). Un sindicalismo basado en la Asamblea de trabajadores como único órgano con capacidad de tomar decisiones.
Una Asamblea en la que hablen todos, no los de siempre, en la que se respete a todos, aunque no sea conocido o afiliado a este o aquel sindicato. Una Asamblea no dirigida por aquellos aspirantes a políticos con don de palabra que manipulan y se trabajan la Asamblea para beneficio de su opción. Una Asamblea con una estructura tal que respete las minorías, que permita expresarse a los trabajadores, sin turnos de palabra cerrados y sin que la última palabra sea siempre de la mesa. Una asamblea que sea asamblearia, valga la redundancia, no un mitin político. Un sindicalismo donde la organización sindical sea totalmente horizontal y asamblearia, sin líderes ni ejecutivas. Un sindicalismo donde el trabajador que esté en el tajo, tome la palabra libremente, bien para defenderse del ataque de la empresa, bien para mejorar la organización del trabajo. Porque sólo el trabajador que está en el tajo conoce cuales son los problemas y las posibles soluciones en este o aquel servicio. Un sindicalismo que aglutine en los momentos difíciles, que una a los trabajadores para defender sus derechos, en lugar de dividir entre mis afiliados y el resto de los trabajadores.
Además si la empresa es la administración pública, el sindicato debe intentar organizar los servicios de la forma que se consiga una mayor rentabilidad social. Que los servicios funcionen bien. Que se doten del personal necesario para el funcionamiento óptimo. Así evitaremos que se utilice por parte de la administración el mal funcionamiento de un servicio determinado como excusa para privatizarlo, como estamos hartos de ver. Ese sindicalismo de clase y autónomo es posible, ese sindicalismo es cualquier trabajador organizado con sus compañeros.
En un sindicato horizontal las decisiones y las acciones de lucha se deciden en asamblea. Entre todos los afiliados. No hay jefes ni dirigentes. Los cargos son elegidos por la asamblea y depuestos por ésta si así se decide. No cobran ningún sueldo y son trabajadores en sus respectivas empresas. Estos cargos representan a la asamblea, no pueden tomar decisiones por su cuenta. No reciben subvenciones del Estado ni confraternizan con la patronal.
Convencidos pues, de que otro sindicalismo alternativo es posible, adquirimos el compromiso de extender nuestro modelo sindical autónomo, participativo y asambleario entre los trabajadores.
COORDINADORA VALENCIANA DE TRABAJADORES DE LOS PUERTOS-CVTP (en adelante CVTP) es un sindicato asambleario, donde la afiliación tiene voz y lo más importante, voto. Las decisiones sindicales las deciden sus afiliados. Para todo aquel afiliado que quiera realizar una aportación y colaboración para luchar por una mejora en el trabajo, tiene a disposición el sindicato, pues él o ella es también el sindicato. Es un sindicato asambleario, es un sindicato donde los afiliados no son meros clientes de un servicio, sino que son parte activa del mismo.
En CVTP afiliarse es un compromiso de apoyo a una forma de trabajo y lucha para la búsqueda de un bien común entre los trabajadores. Porque articulamos nuestra acción sindical en torno a las asambleas, con las que reforzamos la unidad de los trabajadores y trabajadoras debatiendo los temas, tomando decisiones, practicando un sindicalismo vivo.
En CVTP nos financiamos, a diferencia de los sindicatos mayoritarios verticales (UGT, CCOO, etc), de nuestras propias cuotas de afiliados. Por tanto sin recibir subvenciones estatales directas que pueden llegar a enturbiar y confundir los intereses de los trabajadores y los de las empresas
CVTP no sigue políticas de grupo ni está supeditada a ningún escalafón organizativo superior. Sólo debe obediencia a las decisiones, democráticamente tomadas, en las Asambleas.